Asignación de prioridades: un proceso iterativo

La asignación de prioridades en un sistema sanitario es un desafío de gran importancia. En un reciente trabajo publicado en Avance Online de GS este mes, Leonor Varela-Lema y colaboradores, han revisado los criterios, procesos y marcos conceptuales empleados para la priorización de intervenciones sanitarias en nueve países – EE.UU, Inglaterra, Lituania, Canadá, Noruega, Suecia, Australia, Holanda y España.  Se encontró que no existen criterios universales ni procedimientos estándar para la asignación de prioridades, aunque se han identificado algunas tendencias comunes o dominios críticos, tales como: necesidad, resultados de salud, consecuencias económicas, incertidumbre, factibilidad, justicia y el contexto global.

Es interesante reflexionar que casi todos los sistemas sanitarios de los países desarrollados  se consideran como “sistemas públicos” o universales (con la excepción de EE.UU), que ofrecen servicios de calidad y de financiación pública a casi toda la población, con sus particularidades. Algunos, como Francia, permiten la elección del paciente de su centro sanitario y el acceso directo a un especialista. En otros, como España e Inglaterra, los pacientes suelen tener acceso a servicios hospitalarios a través del médico de cabecera. Algunos países requieren un copago, mientras el copago se limita a las prestaciones farmacéuticas en Inglaterra y España. Algunos países han creado un cuasi-mercado en lo cual los centros sanitarios independientes compiten por los pacientes y la financiación, mientras otros utilizan sistemas más convencionales de planificación y control.

Cabe pensar que estas diferencias derivan en parte de los distintos objetivos del servicio sanitario en cada país. Algunos países defienden el derecho del paciente de elegir su especialista, otros defienden el derecho de recibir un servicio homologado, independiente de la región donde vivas, otros defienden los principios de la descentralización o la diversidad, otros defienden una prestación gratis. Algunos requieren el control riguroso del gasto total, otros promueven la innovación en la tecnología más avanzada. Desde luego, no se extraña que sus criterios de evaluación también reflejen estas diversas y, a veces, conflictivas prioridades. Los criterios de evaluación son las “señales” con las que un sistema sanitario trasmite sus objetivos y sus principios a los centros sanitarios, los profesionales y los laboratorios que desarrollan nuevos fármacos y otros productos sanitarios. Todas las sociedades comparten principios generales de equidad, eficiencia, necesidad, etc., pero cada uno define su propio significado de estos términos y el peso relativo dado a cada uno.

Figura 1: La relación entre las actividades de un sistema sanitario y los criterios que guían estas actividades (elaboración propia)

El articulo proporciona un análisis detallado de las diferencias y semejantes entre los países en sus criterios para seleccionar tecnologías para evaluar, tanto en una agencia de evaluación de tecnologías sanitarias, como para asignar fondos a proyectos de investigación.  Aprovecho esta oportunidad para reflexionar sobre la relación el proceso iterativo de las distintas actividades de un sistema sanitario y los criterios que guían su desarrollo (figura 1).En la parte exterior de la rueda, las actividades son el desarrollo de nuevas terapias, la evaluación de tecnologías sanitarias, la implementación de nuevas terapias (y, por supuesto, el retiro de las que son obsoletas e ineficientes), y la investigación y seguimiento de la efectividad, seguridad y eficiencia de las terapias.  En la parte interior de la rueda, los criterios de evaluación e identificación guían, incentivan y coordinan los actores y decisores en su trabajo.  Estos criterios – tantos explícitos como implícitos – determinan las tecnologías que se desarrollan y la evolución del ciclo de vida del producto.

Varela-Lema y colaboradores nos ofrecen una revisión de una sola parte de la tarta: los criterios de la selección de terapias para evaluar. Para actuar de forma coordinada, y promover objetivos consensuados de equidad, eficiencia e igualdad de oportunidad, los criterios de evaluación de cada fase tienen que ser consistentes. Establecer prioridades consistentes para todo el ciclo de vida de un producto sanitario no es una tarea fácil. Un sistema sanitario es una de las organizaciones sociales más complejas en la sociedad moderna. Pero precisamente por este motivo, los criterios de cada fase deben ser considerados como un todo.

Referencias

Varela-Lema L, Atienza-Merino G, López-García M. Priorización de intervenciones sanitarias. Revisión de criterios, enfoques y rol de las agencias de evaluación. Gac. Sanit. 2016. http://dx.doi.org/10.1016/j.gaceta.2016.09.015

 

David Epstein

Editor Invitado de Gaceta Sanitaria

Profesor Contratado Doctor de la Universidad de Granada

Email: davidepstein@ugr.es