La investigación biomédica recibe una inversión de casi 57 mil millones de Euros anualmente en Europa. Esta inversión tendría como resultado la generación de nuevos conocimientos que podrían mejorar la salud de los pacientes y las poblaciones, siempre que el conocimiento se implemente adecuadamente.
El conocimiento por sí solo rara vez es suficiente para producir cambios en los patrones de la práctica clínica (1,2). Entre los médicos/as, por ejemplo, la falta de acuerdo con recomendaciones específicas, las preocupaciones sobre la mala praxis y problemas legales, la falta de tiempo para hablar con los pacientes y el deseo de mantener a los pacientes satisfechos pueden plantear barreras para adaptar las practicas a los nuevos conocimientos (3,4).
Las estrategias de aplicación de conocimientos (Knowledge Traslation) -AC- y la intermediación del conocimiento (Knowledge brokering) -IC- están experimentando actualmente un auge notable (5). Sin embargo, estas intervenciones son más difíciles de poner en práctica de lo que se cree y, a veces se basan más en las creencias en cuanto a su eficacia que en la evidencia real (6)
Hay diversos métodos documentados de efectividad variable en función del contexto de aplicación de la evidencia científica: la formación continua, el apoyo a un/a líder de opinión, la evaluación de la práctica (auditoría) con retroalimentación de la información, los sistemas de recordatorio y el apoyo a las decisiones y estrategias de intervención múltiple (7–9). Dado que los enfoques más interactivos están asociados con un mayor uso de conocimientos, se deduce que los/as profesionales deben participar activamente en este tipo de intervenciones.
Las revisiones sistemáticas de la literatura han evaluado el impacto de estos métodos en los cambios en la práctica médica, para clasificar estas intervenciones en tres grupos. 1) Las ineficaces: la mera difusión de guías de práctica clínica, la formación de los centros sanitarios; 2) eficacia moderada: líderes de opinión, los métodos de auditoría y evaluación; y 3) muy eficaz: sistema de recordatorio y estrategias de intervención múltiple combinando varios enfoques y en particular los programas de formación, líderes de opinión y evaluaciones. Por otra parte, una revisión reciente de la literatura añade las funciones de evaluación de las expectativas de los profesionales y el ajuste para adaptarse mejor a ellos/as. Sin embargo, aunque la naturaleza de AC e IC se comprenden mejor a partir de estas revisiones, la evidencia de la efectividad de este tipo de intervenciones sigue siendo escasa (10).
Los trabajos en esta área deberían considerar las evidencias conocidas y adicionalmente, la influencia de factores organizativos y contextuales en innovaciones sanitarias (11,12), basado en 3 componentes: 1) la influencia de los determinantes contextuales en el grado de implementación de los cambios, 2) el proceso de implementación de los cambios, y 3) la interacción entre el contexto de aplicación y los efectos de la intervención.
Clara Bermúdez-Tamayo. Directora asociada Gaceta Sanitaria
Referencias
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