Debido a los muchos efectos nocivos que tiene la violencia del compañero íntimo (VCI) sobre la salud las mujeres, las mujeres afectadas tienen una probabilidad dos veces mayor de visitar los servicios sanitarios -en concreto los centros de Atención Primaria (AP)- en comparación con aquellas que nunca han sufrido este tipo de violencia1. Aproximadamente, un 20% de las mujeres que consultan los servicios sanitarios lo hace por algún aspecto relacionado con una situación de maltrato, aunque el motivo por el cual consultan no es siempre una lesión directa de la agresión, sino que puede ser una manifestación subaguda o encubierta y, en muchas ocasiones, puede ser una vía involuntaria de pedir auxilio2. Por ello, los servicios sanitarios pueden ser el primer y único punto de contacto con los servicio públicos para mujeres que hayan sufrido o estén sufriendo VCI, lo que supone una excelente oportunidad para abrir a estas mujeres las puertas de otros servicios que pueden ayudar a mejorar su calidad de vida, como puedan ser servicios de salud mental, recursos sociales o servicios especializados en VCI.
De acuerdo con las directrices de la Organización Mundial de la Salud3 y de la Ley española de medidas de protección integral contra la violencia de género (1/2004)4, la respuesta de AP implica detectar casos, gestionarlos y ofrecer una respuesta multidisciplinar a las mujeres en coordinación con otras instituciones y sectores. Para ello, los/as profesionales sanitarios/as deben estar alerta de signos y síntomas, tanto en las mujeres como en sus hijos o hijas, que puedan ser indicadores de sospecha ante la posibilidad de encontrarse casos de VCI en la consulta y ser capaces de manejarlos adecuadamente. Los resultados del estudio Detección de violencia del compañero íntimo en atención primaria de salud y sus factores asociados5 muestran que, para que los/las profesionales sanitarios realicen preguntas sobre VCI a las mujeres que atienden en las consultas de AP, es especialmente importante que hayan recibido formación específica en VCI, por una parte, y que conozcan el protocolo sanitario de actuación ante la VCI, por otra.
En este sentido, el Sistema Nacional de Salud y los sistemas autonómicos de salud han desarrollado, especialmente a partir de la Ley 1/20044, intervenciones dirigidas a la formación y sensibilización de sus profesionales de la salud, protocolos para el manejo de casos de VCI, y sistemas de monitoreo o vigilancia de la VCI. El Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género, publicado en 2007 y revisado en 2012, tiene el objetivo principal de ofrecer orientación al personal sanitario para la atención integral (física, psicológica, emocional y social) a las mujeres que acuden a un centro sanitario y se detecta que sufren VCI. El protocolo indica que los/as médicos/as tienen el deber y obligación de rellenar el parte de lesiones -ya existe un parte de lesiones específico para VCI- que es enviado al juzgado desde el centro de salud, coordinarse con otros/as profesionales y derivar a las mujeres a otros servicios especializados y, si la mujer quiere, denunciar al agresor. En caso contrario, deberán ser informadas de sus derechos como víctimas y de las opciones que tienen, se registrarán las sospechas en el historial clínico y se realizará un seguimiento de esa paciente.
Otros artículos del mismo equipo de investigación del artículo de Gloria M. Rodríguez-Blanes5, en el marco del proyecto How do primary health care teams learn to integrate intimate partner violence (IPV) management in Spain?6 liderado por Isabel Goicolea de la Universidad de Umeå (Suecia), muestran que:
1) A nivel individual, para que un profesional sanitario ofrezca una respuesta óptima ante un caso de violencia, deben confluir una alta sensibilización y motivación individuales por atender el problema (ligada a la interiorización de que la VCI es un problema de salud pública al que los servicios sanitarios deben dar respuesta) en un clima proclive en el centro de salud (en el que forme parte de la cultura del centro, se haya difundido el protocolo sanitario contra la VCI, sus profesionales hayan recibido formación específica y exista un trabajo coordinado en equipo para atender los casos) (Figura 1)7.
Figura 1. Posibles respuestas de los/as profesionales sanitarios/as ante la VCI
2) Las diferencias en las respuestas a la violencia no sólo se encuentran a nivel individual sino también a nivel de equipo, ya que hay equipos de AP que responden mejor que otros debido al estilo gerencial, estilo de trabajo en equipo, y estructuras de aprendizaje8.
Y 3) el enfoque de AP de salud facilita la integración de las respuestas sanitarias a problemas de salud biopsicosociales, entre los que se encuentra la VCI, ya que el enfoque de AP de Salud está centrado en la atención biopsicosocial de los problemas de salud y una atención centrada en el paciente como persona9.
ERICA BRIONES VOZMEDIANO. PROFESORA EN LA FACULTAD DE ENFERMERIA Y FISIOTERAPIA DE LA UNIVERSIDAD DE LLEIDA Y EDITORA ASOCIADA DE GACETA SANITARIA
REFERENCIAS
- Sanz-Barbero B, Rey L, Otero-García L. Estado de salud y violencia contra la mujer en la pareja. Gac Sanit. 2014;28:102-108.
- Coll-Vinent B, Echevarria T, Farràs U, et al. El personal sanitario no percibe la violencia doméstica como un problema de salud. Gac Sanit. 2008;22:7-10.
- Organización Mundial de la Salud. Responding to intimate partner violence and sexual violence against women: World Health Organiztion clinical and policy guidelines. Genvea, OMS: 2013b.
- Boletín Oficial del Estado. Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. 2004.
- Rodríguez-Blanes GM, Vives-Cases C, Miralles-Bueno JJ, et al. Detección de violencia del compañero íntimo en atención primaria de salud y sus factores asociados. Gac Sanit. 2017;31:410-415.
- Goicolea I, Vives-Cases C, Sebastian MS, et al. How do primary health care teams learn to integrate intimate partner violence (IPV) management? A realist evaluation protocol. Implementation Science : IS. 2013;8:36.
- Briones-Vozmediano E, Maquibar A, Vives-Cases C, et al. Health-Sector Responses to Intimate Partner Violence: Fitting the Response Into the Biomedical Health System or Adapting the System to Meet the Response? J Interpers Violence. 2015: pii: 0886260515619170.
- Goicolea I, Vives-Cases C, Hurtig AK, et al. Mechanisms that Trigger a Good Health-Care Response to Intimate Partner Violence in Spain. Combining Realist Evaluation and Qualitative Comparative Analysis Approaches. PLoS One. 2015;10:e0135167.
- Goicolea I, Mosquera P, Briones-Vozmediano, et al. Primary health care attributes and responses to intimate partner violence in Spain. Gac Sanit. 2017;1:187-193.