El predominio de los costes informales en el tratamiento de la demencia

En los próximos veinte años, se espera que la población con demencia sufra un importante aumento, tal y como se hace referencia en el informe de la OECD “Health at a Glance 2017”. Evidentemente, esta enfermedad está relacionada con el envejecimiento de la población. Tal es así, que las proyecciones realizadas a largo plazo sobre el aumento de la población mayor y, más concretamente, de la mayor esperanza de vida y menor mortalidad, no ayudan. El ejemplo más claro es el caso de Japón que, actualmente, ostenta el segundo puesto en el ranking de esperanza de vida por países y, además, es el país donde existe mayor prevalencia de demencia. Sin ir más lejos, España es otro país que se encuentra entre los cinco primeros puestos de dicho ranking.

La literatura es extensa en cuanto al tema de demencias y, además, no sólo se centra en un aspecto específico, sino que abarca numerosos ámbitos. De esta manera, es posible destacar algunos estudios que analizan los costes que suponen este tipo de enfermedades (Gustavsson et al., 2011; Wimo et al., 2017). Asimismo, hay trabajos que focalizan su análisis en un aspecto tan importante como el hecho de que el paciente viva con su cuidador o la gravedad de la enfermedad que padece. Así, estudios como el realizado por Farré et al. (2016) estima que el coste medio de pacientes diagnosticados de demencia que viven en el hogar asciende a 1.950 euros, aproximadamente. Además, concluye que la gravedad de la enfermedad, entre otros aspectos, aumenta dicho coste hasta superar los 2.500 euros al mes. Resultados muy similares son obtenidos por Ruiz-Adame et al. (2017) en Gaceta Sanitaria acerca de los costes de oportunidad derivados del cuidado de personas con demencia en el sur de España.

En este último estudio, los resultados obtenidos por los autores revelan que los costes de oportunidad aumentan a medida que lo hace la gravedad de la enfermedad. Asimismo, se centran en aquellos pacientes que habitan con sus cuidadores, disminuyendo así los costes y, además, siendo estos los responsables de asumir más del 50 por ciento de los costes que conlleva esta enfermedad. Continuando con los cuidadores, aquellos con mayor nivel de educación e ingresos son más propensos a contratar ayuda externa.

 

Se ha demostrado que este tipo de enfermedades tienen un impacto económico y social para toda la sociedad en su conjunto, siendo mayor el coste para los cuidados informales del paciente. Así lo evidencian algunos artículos como el desarrollado por O’Shaughnessy (2014), quien estima que los costes de oportunidad en Estados Unidos pueden superar los 500 mil millones de dólares al año. Por otro lado, Michalowsky et al. (2018) estima que los costes informales (18.327 €) son más mucho más elevados que los formales (1.559 €), mientras las pérdidas de productividad de los cuidadores ascienden a 1.297 euros. Además, concluye que los costes informales son más bajos para aquellos pacientes que habitan con un cuidador empleado, tal y como hacen otros estudios a los cuales se hace referencia previamente.

Sin embargo, haciendo de nuevo referencia a la relación entre la demencia y el envejecimiento, no existe una clara evidencia de qué es lo que ocurre. Y es que, a pesar de que, tal y como se menciona al principio, se espera que esta enfermedad aumente debido a la proyección de mayor esperanza de vida futura, esta tendencia no resulta del todo clara. Autores como Lobo et al. (2007), Qiu et al. (2013) o Schrijvers et al. (2012), entre otros, analizan la demencia en distintos países europeos, concluyendo que la incidencia de esta enfermedad ha disminuido en los últimos años. Entonces, nos podemos hacer la siguiente pregunta, ¿qué nos hace pensar que en los próximos años aumentará la población con demencia, si hasta día de hoy se ha reducido la prevalencia de esta enfermedad a pesar del incremento de la esperanza de vida?

En síntesis, el estudio realizado por Ruiz-Adame et al. (2017) presenta un intenso desarrollo de los costes asociados a la enfermedad de las demencias en general, relacionándolo con la gravedad de la misma, así como otros aspectos característicos del cuidador: género, nivel de educación, situación laboral y si conviven o no con el enfermo. No obstante, obviando el gran esfuerzo realizado, me gustaría destacar algunos aspectos a incorporar en futuras investigaciones. Siguiendo la línea de este trabajo, se podría desarrollar otro similar prestando especial atención a las diferencias entre diversos grupos de edad para comprobar así que sucede en la población mayor. Además, se podrían incorporar las pérdidas de productividad de los cuidadores, como se ha señalado en algún estudio descrito anteriormente.

Soy Paloma Lanza León, investigadora del Grupo en I+D en Economía Pública y de la Salud del Departamento de Economía de la Universidad de Cantabria. Estoy interesada en evaluar las consecuencias económicas de las demencias en las personas mayores en Europa, además de en su calidad de vida.

 Referencias

  • Farré, M., Haro, J. M., Kostov, B., Alvira, C., Risco, E., Miguel, S., Cabrera, E., Zabalegui, A. Direct and indirect costs and resource use in dementia care: A cross-sectional study in patients living at home. International journal of nursing studies, 2016, 55, 39-49.
  • Gustavsson, A., Brinck, P., Bergvall, N., Kolasa, K., Wimo, A., Winblad, B., Jönsson, L. “Predictors of costs of care in Alzheimer’s disease: A multinational sample of 1222 patients”, Alzheimer’s & Dementia, 2011, 7, 318–327.
  • Lobo, A., Saz, P., Marcos, G., Dia, J. L., De‐la‐Camara, C., Ventura, T., Montañes, J. A., Lobo-Escolar, A., Aznar, S., ZARADEMP Workgroup. “Prevalence of dementia in a southern European population in two different time periods: the ZARADEMP Project”, Acta Psychiatrica Scandinavica, 2007, 116 (4), 299-307.
  • Michalowsky, B., Flessa, S., Eichler, T., Hertel, J., Dreier, A., Zwingmann, I., Wucherer, D., Rau, H., Thyrian, J.R., Hoffmann, W. “Healthcare utilization and costs in primary care patients with dementia: baseline results of the DelpHi-trial”, The European Journal of Health Economics, 2018, 19: 1, 87-102.
  • O’Shaughnessy, C. “National spending for long-term services and supports (LTSS), 2012”, 2014.
  • Organization for Economic Cooperation and Development (OECD). «Dementia prevalence (graph)», in Ageing and long-term care, OECD Publishing, Paris, (2017). http://dx.doi.org/10.1787/health_glance-2017-graph195-en.
  • Qiu, C., von Strauss, E., Bäckman, L., Winblad, B., Fratiglioni, L. “Twenty-year changes in dementia occurrence suggest decreasing incidence in central Stockholm, Sweden”. Neurology, 2013, 80 (20), 1888-1894.
  • Ruiz-Adame, M., Correa, M., Burton, K. “The opportunity costs of caring for people with dementia in Southern Spain”, Gaceta Sanitaria, 2017.
  • Schrijvers, E. M., Verhaaren, B. F., Koudstaal, P. J., Hofman, A., Ikram, M. A., Breteler, M. M. “Is dementia incidence declining? Trends in dementia incidence since 1990 in the Rotterdam Study”. Neurology, 2012, 78 (19), 1456-1463.
  • Wimo, A., Guerchet, M., Ali, G. C., Wu, Y. T., Prina, A. M., Winblad, B., Jönsson, L., Liu, Z., Prince, M. “The worldwide costs of dementia 2015 and comparisons with 2010”. Alzheimer’s & dementia: the journal of the Alzheimer’s Association, 2017, 13 (1), 1-7.
  • Wimo, A., Winblad, B., Jonsson, L. “An estimate of the total worldwide societal costs of dementia in 2005”, Alzheimers Dement 2007; 3:8 1–91.