Aquello que define a la salud pública es el esfuerzo organizado por la sociedad para proteger, promover y restaurar la salud de las personas mediante acciones colectivas.
No obstante este esfuerzo, sólo se consigue después de la valoración de necesidades, el desarrollo de políticas y la garantía de la prestación de servicios sanitarios. Y estos procesos ni son gratuitos ni son por generación espontánea. Alguien debe liderar el proceso de detección, evaluación, realización de propuestas y ejecución de las mismas. Los profesionales de salud pública son quienes asumen estas competencias, trabajando desde organismos gubernamentales o municipales, instituciones públicas y sociedades científicas.
En la evaluación de la implementación de las políticas sanitarias y los programas de prevención y protección de la salud, la falta de coordinación entre agentes responsables de ello representa uno de los escollos más importantes a los que nos enfrentamos para obtener resultados más eficientes.
El abordaje de los problemas y las necesidades de salud en cualquier contexto requieren que los servicios de salud y sus profesionales dispongan de una perspectiva territorial y comunitaria en sus actuaciones con la participación de la sociedad para obtener una orientación transversal, intersectorial y multidisciplinaria de las políticas de la salud y dar una respuesta de mejora que permita a su vez reducir desigualdades en la población.
Los procesos participativos actualmente centran gran parte de los esfuerzos de las administraciones sanitarias generales y locales para incluir todos los protagonistas en los procesos de decisión.
Esta metodología es necesaria para diseñar estrategias conjuntamente con los profesionales de salud pública, salud comunitaria y atención primaria que son en definitiva quienes mediante su liderazgo actúan como catalizadores para hacer sostenibles estas estrategias y proporcionarles continuidad.
Si bien es cierto que es fundamental movilizar los activos de la sociedad y a su vez sus normas, aspectos culturales, instituciones y creencias para conseguir identificar y dar respuesta a necesidades y determinantes sociales, no debemos obviar que quien va a liderar los procesos de cambio y mejora serán los y las profesionales que trabajen en el ámbito de la salud ya que está en sus competencias y responsabilidades y no podrán hacerlo sino actúan de manera integral e integrada.
Por lo tanto deberíamos priorizar y centrar esfuerzos para proponer nuevas estrategias para conseguir que esta integración sea real y sostenible y que en ella participen todos aquellos profesionales de la comunidad que intervienen desde la proximidad a la población. Para ello, en los grupos motores habrá que ampliar el perímetro tradicional que incluye solo aquellos profesionales que trabajan en una misma organización e incluir todos aquellos que son actores fundamentales en la salud de las personas. Y esto implica muchos cambios de inercias corporativistas y superar no pocos prejuicios.
No se trata ni de competencias ni de competiciones. Se trata de aunar esfuerzos, evitar actividades duplicadas, evaluar la idoneidad, optimizar recursos y profesionales, neutralizar las supuestas injerencias y combatir los prejuicios entre colectivos y la falta de relación entre ellos
La integración de los diferentes profesionales de los Equipos Territoriales de Salud, con la red de profesionales de Atención Primaria (AP), médicos, personal de enfermería, farmacéuticos, profesionales de salud mental y salud reproductiva, es uno de los puntos en los que cabe trabajar para optimizar la salud pública, especialmente en los programas de prevención y de salud comunitaria. El foco no debería ser el lugar desde dónde se preste el servicio ni la titularidad – Equipos de AP en los centros de salud (pediatría, adultos, farmacia, salud bucodental), la red de farmacias comunitarias, los Equipos de atención sexual y reproductiva, equipos de salud mental, de rehabilitación, de atención continuada – sino el eje debería ser una Red coordinada e integrada.
Habrá que crear espacios comunes formales para profesionales sanitarios, previa identificación de actores principales, no solo para consolidar el liderazgo de los procesos participativos con los protagonistas para el diagnóstico, evaluación y decisión de líneas estratégicas y actividades sino pensar en estructuras de encuentro establecidas por los planes estratégicos de salud. Y además que estas no dependan de la voluntariedad, y que permitan, en primer lugar, dinamizar actividades y relaciones profesionales y en segundo lugar desarrollar herramientas básicas de comunicación transversal.
Actualmente, es un reto muy difícil de conseguir debido a la realidad y estructuras de las diferentes organizaciones, no es suficiente la declaración de intenciones y la arbitrariedad de las ocasiones. Hace falta empezar a trabajar.
En la actualidad, en nuestro país empiezan a existir experiencias de integración por ejemplo en prevención del VIH o del cáncer de colon y recto, en reducción de daños a Usuarios por Drogas por Vía Parenteral, en programas de salud comunitaria territoriales como el COMSALUT, en planes interdepartamentales como el PINSAP o en Vigilancia epidemiológica con la creación de la red de farmacias centinelas entre otros. En todos ellos de manera incipiente participan diferentes profesionales de organizaciones y ámbitos diferentes y titularidades varias consiguiendo óptimos resultados gracias a la coordinación y a las sinergias.
Médicos, enfermeros, farmacéuticos, psicólogos, odontólogos, biólogos, veterinarios, epidemiólogos, especialistas en salud sexual y reproductiva, salud mental, psicólogos, y todos aquellos que no se citan pero que deben estar.
Desde las Sociedades de Salud Pública nos queda el reto de dotar de contenido y evidencia a esta integración de profesionales aprovechando el privilegio que representa tener entre nuestros miembros diferentes disciplinas y dedicar el esfuerzo en crear grupos de trabajo para dinamizar la innovación en las relaciones y en herramientas que permitan la integración de todos nosotros.
María Estrada
Societat de Salut Pública de Catalunya i Balears
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