La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se define como una organización internacional cuya misión es diseñar mejores políticas para una vida mejor, a través de promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas. En su página web la OCDE se pregunta actualmente ¿Cuáles son las repercusiones y consecuencias de la pandemia de coronavirus en nuestras vidas y en nuestras sociedades? ¿Cuáles son algunas de las soluciones que nos permitirán reforzar nuestros sistemas de salud, proteger el empleo y las empresas, garantizar una educación de calidad y estabilizar los mercados financieros y las economías?
El pasado mes de abril, desde SESPAS hizo público su posicionamiento sobre el impacto de la COVID-19 en los colectivos más vulnerables. En dicho documento se proponía que ‘los problemas derivados del confinamiento, y del resto de medidas adoptadas, deben amortiguarse y asumirse por el conjunto de la sociedad, evitando que amplifiquen las desigualdades sociales ya existentes’. Las propuestas se hicieron en el arranque en España de la pandemia, y podrían ser perfectamente aplicables a otros países, incluidos los de ámbito iberoamericano. Ahora a posteriori podemos considerar las recomendaciones propuestas eran no solo de lo más acertadas, sino necesarias. Sin ánimo de aportar munición a intereses políticos, y siendo consciente de que a posteriori siempre es más fácil hablar, empezamos a tener datos objetivos de que globalmente a nivel internacional no se han llevado a cabo con la intensidad o contundencia que se hubiese podido desear la mayoría de medias que recomendaba SESPAS. Más allá de buscar culpables, o criticar por criticar, tal vez deberíamos reflexionar sobre cuáles son las prioridades sociales en el mundo actual. Tal vez sería un buen momento para volver a leer ‘El contrato social: o los principios del derecho político’ de Jean-Jacques Rousseau. Viendo algunas medidas tomadas en algunos países, o la actitud de varios sectores de la población ante la pandemia actual del COVID-19, parece como si los valores que se trasmiten en la obra ‘El Lazarillo de Tormes’ tienen más calado en la conciencia social que la obra maestra de Rousseau. Sin duda ha habido factores (por ejemplo, el bien de la economía, que repercute positivamente en la salud pública) que han pesado en las decisiones políticas, aunque no dejamos de ver que los sacrificados y sacrificadas siempre son los y las mismas; y sobre la viabilidad de las propuestas… querer es poder. Que es diferente de tergiversar la realidad para querer el poder.
Ya tenemos datos objetivos procedentes de estudios en países anglosajones (1,2) en los que se ha analizado el impacto de las inequidades socioeconómicas en la probabilidad de contagio o de morir por COVID-19. En España, si bien Gaceta Sanitaria ha aceptado estudios pertinentes e interesantes en los que se describe el impacto de la pandemia en alguna comunidad autónoma (3) o se buscan factores de riesgo a nivel ecológico (4), también se ha intentado profundizar en el impacto de la desigualdad en el caso de la pandemia que sufren las mujeres (5,6). Un colectivo que sólo representa el 50% de la población. La profesora Ruiz denuncia que si bien los informes sobre la COVID-19 del Ministerio de Sanidad en España son valiosos, también son incompletos respecto de la perspectiva de género. Según su interesante análisis ‘a finales de abril, el exceso de mortalidad en España era el mismo en las mujeres (67%) que en los hombres (66%), si bien la falta de información exhaustiva sobre las muertes por COVID-19 en no hospitalizados/as puede contribuir a la menor notificación de fallecimientos en las mujeres’. Ruiz concluye que ‘la invisibilidad de los datos por sexo y de género probablemente está afectando de manera negativa más a las mujeres que a los hombres.
El pasado mes de abril la OCDE publicó un interesante documento en su página web en el que analizaba el papel de la mujer en la lucha y respuesta social contra la pandemia por COVID-19. Según dicho documento la pandemia de COVID-19 está perjudicando la salud, el bienestar social y económico en todo el mundo, con mujeres en el centro. Nos recuerda que las mujeres representan casi el 70% de la fuerza laboral de atención médica, exponiéndolas a un mayor riesgo de infección. Al mismo tiempo, las mujeres también están cargando con gran parte de la carga en el hogar, debido al cierre de colegios, y guarderías. Las mujeres también enfrentan altos riesgos de pérdida de empleo e ingresos, y enfrentan mayores riesgos de violencia, explotación, abuso o acoso en tiempos de crisis y cuarentena.
La primera ola no ha terminado de pasar todavía. Podemos aprender lecciones para evitar inequidades de la gripe del 18 del siglo pasado (7). Y estar preparados para una posible segunda oleada de casos. Deberíamos escuchar a la OCDE cuando solicita respuestas políticas inmediatas y que deben tener en cuenta las preocupaciones de las mujeres. La problemática de las inequidades de género se debe abordar de una forma multidisciplinar y multisectorial (8). Tal como recomienda la OCDE ‘los gobiernos deberían considerar la adopción de medidas de emergencia para ayudar a los padres y madres a manejar las responsabilidades laborales y de cuidado, reforzando y extendiendo las medidas de apoyo a los ingresos, ampliando el apoyo a las pequeñas empresas y los autónomos, y mejorando las medidas para ayudar a las mujeres víctimas de violencia’. Además de abordar las inequidades socio-económicas, es imprescindible que las respuestas políticas a la crisis incorporen una perspectiva de género y tengan en cuenta las necesidades, responsabilidades y perspectivas de las mujeres. Querer es poder.
- Lamb MR, Kandula S, Shaman J. Differential COVID-19 case positivity in New York City neighborhoods: socioeconomic factors and mobility. medRxiv. 2020 Jul 2:2020.07.01.20144188. doi: 10.1101/2020.07.01.20144188.
- Aldridge RW, Lewer D, Katikireddi SV, Mathur R, Pathak N, Burns R, Fragaszy EB, Johnson AM, Devakumar D, Abubakar I, Hayward A. Black, Asian and Minority Ethnic groups in England are at increased risk of death from COVID-19: indirect standardisation of NHS mortality data. Wellcome Open Res. 2020 Jun 24;5:88. doi: 10.12688/wellcomeopenres.15922.2. eCollection 2020.
- Ochoa-Sangrador C, Garmendia Leiza JR, Pérez-Boillos MJ, Pastrana-Ara F, Lorenzo-Lobato MP, Andrés de Llano JM Impacto de la COVID-19 en la mortalidad de la comunidad autónoma de Castilla y León. Gaceta Sanitaria 2020 En prensa. 10.1016/j.gaceta.2020.04.009
- Medeiros-Figueiredo A, Daponte-Codina A, Moreira-Marculino-Figueiredo DC, Rodrigo Pinheiro-Toledo-Vianna R, Costa de Lima K, Gil-García E. Factores asociados a la incidencia y la mortalidad por COVID-19 en las comunidades autónomas. Gaceta Sanitaria 2020 En prensa. 10.1016/j.gaceta.2020.05.004
- Lozano MR, García-Calvente MM. Cuidados y abordaje de la pandemia de COVID-19 con enfoque de género. Gaceta Sanitaria 2020 En prensa. 10.1016/j.gaceta.2020.05.006
- Ruiz Cantero MT. Las estadísticas sanitarias y la invisibilidad por sexo y de género durante la epidemia de COVID-19. Gaceta Sanitaria 2020 En prensa. 10.1016/j.gaceta.2020.04.008.
- Bambra C, Riordan R, Ford J, Matthews F. The COVID-19 pandemic and health inequalities. J Epidemiol Community Health. 2020 Jun 13:jech-2020-214401. doi: 10.1136/jech-2020-214401
- Ryan NE, El Ayadi AM. A call for a gender-responsive, intersectional approach to address COVID-19. Glob Public Health. 2020 Jul 7:1-9. doi: 10.1080/17441692.2020.1791214
Juan Alguacil Ojeda